viernes, 29 de octubre de 2010

Una noche en el bar.


Colgué el teléfono y me quedé pensando sobre todo ese maldito misterio que envolvía la desaparición de mi compañero Joey. Cuando volví de aquel mundo de dudas e incertidumbre, me dirigí hacia el bar, que estaba en el mismo pasillo que el restaurante. Llegué sin encontrarme a nadie por el camino, cosa que me alivió. Después de unos minutos deambulando por el hotel divisé una puerta que tenía un cartel en la parte superior en el que ponía: “Next Night”. La abrí y entré. El bar no estaba nada mal, predominaban el color granate y verde oscuro, con muchos taburetes y mesas rodeadas por sillones en vez de las típicas sillas.La iluminación era la ideal, contrastaba colores que ni al más grande de los pintores se le hubieran podido ocurrir. Estaba muy bien ambientado, repleto de botellas de todo tipo detrás de la barra y su tamaño era el ideal, acogedor e íntimo, ni muy grande ni muy pequeño. Detrás de la barra estaba Alan.
- ¡Eh, Brian! ¡Pasa, pasa! ¡Bienvenido al “Next Night”!
- Prefiero tratar con camareras macizas…, pero supongo que tú me servirás! –dije divertido-.
- Vamos, tío. Eso me ha dolido. ¡Nadie se defiende mejor que yo detrás de una barra! –dijo desafiante Alan-.
- Espero que se te de mejor que entregar paquetes.
- Deja que te cuente un secreto… ¡Este es el mejor sitio de todo el hotel! Ese vejestorio de Smith me encarga todo tipo de trabajitos asquerosos. Si por mí fuera, me escaquearía y no daría un palo al agua. Excepto para esto. Podría pasarme en este bar todo el día. ¿Qué te parece? ¿No es un bar de categoría?
- No está mal –coincidí-.
- ¡Tú lo has dicho! Vamos, relájate. ¿Qué te sirvo?
- Bourbon. Que sea doble.
- Ahora mismo –dijo Alan mientras buscaba la botella-.
Yo me senté al final de la barra, solitario, como me gustaba beber, sin nadie que me distrajera de mis pensamientos.
- Tío, no sabes lo que tiene el tito Alan aquí guardado para ti. Esto, hermano, es bourbon de ocho años traído del mismísimo Kentucky. A esta te invito yo –dijo Alan muy animado-.
Alan puso la copa y la dejó en la barra, luego me dejó solo… Buen barman. Agité el néctar ámbar del vaso y me deleité con la música del hielo al danzar. Su aroma a tierra fresca salpicada por ascuas de carbón me embriagaba. El primer trago entró como lava ardiente. Me relajé para dejar que su fuego me abrasase.
- ¿Brian? ¿Estás bien? ¡Ja, ja, ja! ¡Nunca había visto a nadie disfrutar así de una copa! –Dijo Alan riéndose-.
- Hace mucho tiempo que no saboreo algo así, Alan –le respondí-.
- ¡Me alegro mucho! ¡Me has hecho sentir como el mejor barman de Los Ángeles! No quiero interrumpirte en un momento así, tío. Verás, tenemos una gramola en la esquina por si te apetece algo de música. Ah, ¿Y ves las cerillas que hay en aquella barra? Son cosa mía, tío. Cerillas por cortesía de Alan Parker. Échales un vistazo cuando tengas un rato. Son una maravilla. Ah, y una cosa más.
- Dime.
- Es sobre el tipo ese que estuvo aquí hace seis meses. El que se llamaba como tú. El día que se alojó en el hotel, Rose y yo no estábamos aquí.
- ¿Smith te dio el día libre? –pregunté-.
- En serio, tío. Es muy raro que Rose y yo tengamos el día libre a la vez. Y estoy seguro de que Rose no lo había pedido. Supongo que a Smith se le cruzaron los cables y nos largó a ambos de aquí. Así que ninguno de los dos pudimos ver a tu amigo. Si ese tipo era realmente tu amigo Joey, tuvo mucha suerte. Si me llego a encontrar con él… ¡Me lo habría cargado por lo que le hizo a Danny!
- Y nadie se ha alojado en la 217 desde aquel día, ¿verdad? –volví a preguntar-.
- Así es.
- Entonces, ¿Smith fue el único que vio realmente a Joey?
- Así es. ¡Eh! ¿Quieres que le enseñe al viejo una foto de Joey? Seguro que nos saca de dudas, ¿Qué te parece? –Dijo Alan-.
- Perfecto.
- ¡Hecho! Le enseñaré la foto como si cualquier cosa y a ver qué dice. ¡Yo me encargo de todo! Tú sigue disfrutando de tu copa.
- Gracias Alan.
- Hay algo que no logro entender. Digamos que aquel tipo era realmente Joey… ¿para qué vino aquí? En qué estaba pensando? -preguntó Alan-.
- Si te digo la verdad, Alan, no tengo ni la menor idea.
- ¿Te pongo otra?
- Por qué no –respondí agradecido-.
En ese momento se abrió la puerta del bar y Ashley entró. Yo me encontraba apoyado en la barra del bar, giré la cabeza y fijé mi mirada en la de Ashley, la expresión de sus ojos lo dijo todo, algo terrible había ocurrido... Se acercó a mí, sus ojos se empañaron, el brillo en ellos reflejaba que algo no iba bien. Entonces dos lágrimas resbalaron por sus mejillas, me levanté y la abracé con ternura... ¿Qué habría ocurrido ahora?

4 comentarios:

  1. La pròxima entrada serà en valencià xics, no us preoqupeu!^^ espere que us agrade. Un abraç =D

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  2. DIOOOOS! que intrigant, m'has deixat a mitges xDD
    ja m'he enganxat, espere amb ansia i paciencia la seguent entrada, m'agradat molt!! :D

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  3. Ey... yo también me he quedado con intriga, a ver si la proxima nos dice mas cositas, y nos hace entender un poco mas la historia. Y por segunda vez, buen trabajo!! ;).

    Diana

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